Año viejo, año nuevo: “Todo mezclado”
“Estamos juntos desde muy lejos/jóvenes, viejos,/negros y blancos, todo mezclado;/uno mandando y otro mandado; todo mezclado [...]” Nicolás Guillén Caminamos hasta un molino que nos queda a una cuadra y media de la casa de la tía Dora. El recado que preparaba para el festín de tamales del 24 era demasiada cantidad para licuar en su cocina. La olla, amarrada con un paño a cuadros, cargaba los tomates asados, los chiles, las semillas, el pan francés y algunos otros secretos que me llevaré al horno de cremación. La masa de arroz y las hojas de maxán nos esperaban pacientemente sobre la mesa para transfigurarse en el tradicional tamal navideño. Cuando llegamos al molino, un par de señoras licuaban un recado similar al de la tía. Del molino surgía el alimento, todo mezclado, y se recogía en una paila plástica. Con ayuda de una escobilla, la mezcla se colocaba luego en una olla profunda para entonces devolver la paila a su lugar y que continuara su función comunitaria con el próximo recado. Así, cada receta carga consigo algunos de los secretos abandonados por los licuados anteriores en ese sagrado recipiente. Mientras se desarrollaba este ejercicio vecinal, mi suegra Doña Elena reconoció a uno de los jóvenes que atendía el molino. Era uno de los hijos de una señora que había trabajado como empleada doméstica en la casa de su madre hace unos cuantos temblores. Elena preguntó por la señora, con la incertidumbre que nos acompaña a todos cuando no sabemos de alguien por mucho, mucho tiempo. “Sí, está aquí”, nos contestó el joven, mientras pedía a uno de sus compañeros de trabajo que la fuera a traer. Por la ventanilla de la puerta que daba a la bodega posterior, se asomaba despacio María Luisa. Abrió la puerta, dio un paso al frente, e inmediatamente se inclinó como quien intenta descifrar curiosa un objeto que no reconoce. Elena respondió de la misma manera. Inclinadas ambas niñas, se transformaron en palomas que aleteaban y gorjeaban, y se fundieron pronto en un abrazo que duró toda la vida. Toda la vida o un minuto, qué mas da. El amor transciende todas las formas, el tiempo y el espacio, las prácticas y los sistemas, las políticas y la opresión. El amor es inexplicable. No sé cuántos recuerdos habrán transitado por esa fusión de brazos y lágrimas. Solo ellas lo sabrán; amigas y cómplices, muchachas y señoras, molino y recado: todo mezclado. El 2019 fue un año de luchas importantes en todo el planeta. Luchas que parten del amor a la vida y de la sed de justicia. Pero no es suficiente. Todavía nos queda mucho por hacer. ¡Qué esta poderosa fuerza femenina nos acompañe en esta nueva década que empieza y siempre! ¡Qué su amor nos salve y dirija! ¡Qué el patriarcado y el machismo, el racismo y la homofobia, el clasismo y el fundamentalismo mueran de una vez y por todas! ¡Qué bailemos todos sobre sus tumbas! ¡Feliz año nuevo! Un abrazo solidario.
1 Comment
|
El intertexto en SpotifyCategories
All
Archives
December 2024
|