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como los potros colmados de brío torpes, románticos, salvajes quise desgarrar la brisa: devorar el mito rabié con la palabra (grité la métrica de un verso me burlé del cristianismo vomité mis madrugadas blasfemé con las memorias mías relinché unas cuantas verdades escupí la flor me atraganté cada libro) pero al escucharte me supe desnudo en la cornisa esa noche en cueros en agua salada en espíritu reconocí mis excesos porque quise siempre escribir pero para escribir se necesita morir primero un poco todos los días Relinchas.
Golpeas sobre el pecho con herraduras de roca. Me ahoga tu voluptuosidad. Has navegado mar adentro de este cuerpo buscando algo. [buscando a alguien] ¡Alto eres, fuerte, con tus hocicos y tu cabello en llamas! ¡Tus pezuñas de puerco, tu rabo de león! ¿Por qué? Mar de sal y arenas y neblinas, mar de soles y lunas, de sombras, de tinieblas… Photo by Joshua Sukoff on Unsplash Al cerrar mis ojos
El vértigo de un viejo mundo (Acaso mío) Se autoproclama soberano Veo mis pasos sobre la acera riopedrense Y mis manos sobre una fría caja registradora de Plaza Las Américas El vapor del otoño Me abrasa la espalda en la parada Me gritan "pato" en la Muñoz Rivera Y un rubio ojiazul me quiere amañar la calma A la altura de la Roosevelt colonial Transito el estrecho pasillo de Colors Y me recuesto de la barra En donde cualquiera me ofrecerá una cerveza Y allí, desde mi principio de situación Desnudo mi falsa ideología Y la tiro al suelo Bailo hasta rajar el universo Y sentir que el dolor de no ser No será Mientras la disco vibre Photo by Efe Kurnaz on Unsplash Escuchar tus estertores fue una alegría Pero también una pena Como en los aeropuertos Quien parte está tan ocupado en presentes inciertos Quien permanece celebra la visita Sufre el vacío Se queda Te fui perdiendo de a poco Fueron quince años, Bernarda, no ocho Todavía en tu lecho de muerte, reñías Como el día de tu matrimonio Te esperaban tus padres Tus abuelos, Tu novio Y tú, toda digna y retrasada Observabas la nada del horizonte Mordiéndote los labios Me acerqué a tu oído y te pedí que te fueras Y que regresaras, en unos años, a buscarme Te vi muerta sobre la cama Y no lloré Y lo entiendo Tu enfermedad fue una espesa cortina de humo Ahora, tu fantasma se me revela a diario cargado de música, de adolescencias, de amores Así, sí, madre mía. Así sí. |
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December 2024
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